Ejemplar de jibarte, yubarta o ballena jorobada, que llegó al litoral gijonés liado con cuerdas de un aparejo de pesca.
Un animal de aproximadamente una docena de metros y más de 10 toneladas de peso.
Afortunadamente, el aparejo que enredó al jibarte no incluía malla, ya que quitar una red hubiera sido mucho más complejo, y acaso imposible.
La ballena, aunque con movimientos dificultados por los cerca de 50 metros de cuerda que rodeaban cabeza y aletas, intentó zafarse y nadó hacia el Este, superando el Cerro de Santa Catalina y la bahía de San Lorenzo.
Fue en torno a la playa de Peñarrubia, cuando ya sea por cansancio o por sentir la mejoría que proporcionaba la ayuda, el jibarte se quedó «inmóvil, como muerto», hasta que concluyó la liberación de los aparejos de pesca.
El curioso visitante del litoral gijonés emprendió a continuación rumbo a la costa, pero poco después recobró la orientación y se dirigió mar adentró, como si nada hubiese ocurrido.
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